La paradoja del matrimonio en Chile

17 Julio 2011

Mi conciencia hoy está haciendo causa común con los homosexuales, quienes sí están demostrando anhelar y valorar el matrimonio. Mea culpa si no percibí esto antes, pero me alegro haber comprendido la injusticia que estaba cometiendo.

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En reciente entrevista que me hizo el Reverendo Alfred Cooper, actual capellán de La Moneda y conductor del programa "Hazte Cargo", conversamos sobre matrimonio, las convivencias y, en algún minuto, mencionó una palabra clave respecto al matrimonio: "compromiso".

Recordé la conversación y especialmente esa palabra y su significado, mientras iba manejando de regreso a mi oficina.


Fíjense que ocurre algo absurdo e incongruente en nuestra sociedad.


Mientras los heterosexuales estamos cada vez menos interesados en el matrimonio, disparando el número de separaciones y uniones de hecho en el país, los homosexuales anhelan y luchan con todas sus fuerzas por su derecho a casarse.


Sin embargo, quienes ostentamos desde siempre ese derecho, demostramos cada vez menos compromiso con el matrimonio ,hasta convertirlo hoy en día en lo que es: un producto desechable.


Reconozco que no he sido un partidario de regular el matrimonio homosexual, pero con estadísticas y cifras en la mano, habiendo estudiado la evolución de las relaciones de pareja desde antes de la llegada de los españoles, conociendo además los vericuetos de la ley de matrimonio y divorcio, sumado a la experiencia y conocimiento de miles de separaciones matrimoniales por infidelidades, agresiones domésticas, abandono de hogar, drogadicción, alcoholismo; mi conciencia hoy está haciendo causa común con los homosexuales, quienes sí están demostrando anhelar y valorar el matrimonio. Mea culpa si no percibí esto antes, pero me alegro haber comprendido la injusticia que estaba cometiendo.


Son muy pocas personas casadas en este país que deben estar absolutamente libres de pecado, 100 por ciento comprometidos con la pureza y votos del matrimonio y, por tanto, tengan derecho a tirar la primera piedra en contra del matrimonio homosexual, sin temor a empaparse de hipocresía, injusticia e inmoralidad.


Ricardo Viteri Prado

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